antes de que llegaran las tórridas temperaturas estivales propiciadas por la ola de pactos, amotinamientos y sandeces, tuvimos la oportunidad de darnos una vueltecita agradable por los caminos de El Pardo, ese monte sin par que ya quisiera la mismísima Maria del..
Aparcados debidamente cerca del palacio, nos dirigimos hacia un puente que cruza el río y que está situado en la Avda. del Padre Cipriano. El puente no tiene mayor interés salvo la de vital importancia que te permite cruzar al otro lado del río sin mojarte las chanclas (en este caso zapato deportivo de trecking básico marca Quechua).
El río bajaba ese día muy revuelto. El color del agua era marrón tirando a marrón ñórdiga (no confundir con Nórdica que eso es una moda de novelas que hay ahora en España) y pudimos contemplar la escasez de patos (que no son gilipollas) y la abundancia de lombriz y urracas ávidas comedoras del detritus que eclosiona en estos lugares a tutiplén. Aparte de esto todo era muy bonito y las bicicletas silbaban a nuestros costados como balas emitidas por la pistola de Clint Eastwood cuando era Harry el Manzanares... Eso sí, decían "gracias" al pasar.
La misma senda debidamente protegida por palos colocados en forma de valla natural nos iba llevando río arriba, donde podíamos contemplar, acompañados de una maravillosa temperatura, toda la fauna y flora que os podáis imaginar. Tanto por arriba como por abajo
Caminar es siempre placentero, seguir la senda y sentir el rumor variopinto de la naturaleza, el gorjeo del animal que gorjea, el crujir de las ramas que crujen, el balar de las balas, el piar de los animales que pían, el verdor de las hojas verdes, el rojo de unas flores que tienen una cosa negra en medio..y así... Es una pena no saber los nombres de tanto elemento que existe en la naturaleza, aunque gracias a las leyendas que se reparten por el camino nos enteramos de algunas cosas interesantes...
Por ejemplo esta que con rigor científico y afán divulgativo nos explica que el Chopo tiene el tronco liso, de color pálido-blaquecino y que su corteza es blanda, soportando bien los daños causados por las dedicatorias de inspiración popular.
Así, sosegado el ánimo con esta maravilla de ruta y con buena compañía , "adobados", como los chalets, nos quedamos al contemplar esta deliciosa estampa de un abuelo y su nieto, imagen donde confluyen el Ying y el Yang, las canas y los pelillos rubios, el irse y el venirse.. Una imagen vale más que mil palabras y aquí la traemos patrocinada por "Escayolas el Cisne"
Y poco más contaros de este pequeño y delicioso paseo a orillas del río Manzanares (ya quisiera el Támesis tener estos cisnes!!!) que culminó con unas cervecitas y su tapa de tortilla en una de las innumerables terrazas que existen en el pueblo y desde donde se contempla el afán de las gentes sencillas (incluso de los militares) y de aquellos que con porte elegante se visten de Ingenieros, como Emilín en su boda. Un brindis por él.
Muy bien " JUBITAPEROS" , - No tiene nada que ver con "Chaperos" , ¿ehhh?
ResponderEliminarÁnimo que son DOS meses sin Salidas¡¡¡
¿ Habéis perdido Fuelle?
Uno de Zaragoza.