miércoles, 22 de abril de 2015

JUBITAPAS AL AGUA - RUTA I

                           

REFERENCIA DE GUÍA:
LA SIERA DEL AGUA. Guía Turística del Canal de Isabel II

RUTA
CUENCAS MEDIAS DE LOZOYA Y JARAMA
                 - EL ATAZAR
                 - PONTÓN DE LA OLIVA
                 - PATONES DE ARRIBA
                 - TORRELAGUNA  


EL ATAZAR    

Comenzamos nuestra ruta una mañana algo ventosa que prometía ser soleada, aunque luego se cubrió con algunas nubes.  No obstante el día salió de agradable paseo siempre que se portase alguna prenda de entretiempo o "rebequita"

Al Atazar se llega por la A-1 hasta la Cabrera y de ahí se toma la dirección a El Berrueco, localidad madrileña que según tengo entendido da lombre a la piedra berroqueña, científicamente conocida como granito, y ya puestos diremos que su composición geológica lo forman el cuarzo, el feldespato y la mica.

Así lo comentábamos mientras Enrique conducía prudentemente su coche por esas carreteras comarcales, bellas pero de cuidado.  No debo de omitir el pacto explícito que hemos formalizado:  quien pone el coche no paga el almuerzo.

Y de súbito el embalse más grande de la Comunidad de Madrid, con una capacidad de 425,3 hm³, representa el 46 % del volumen embalsado de la región. Se inauguró en 1972 y ocupa una superficie de 10,7 km2.

Debido a estas dimensiones, además de abastecer de agua a nuestra ciudad, cumple la función de aprovisionamiento de hidroaviones del servicio de incendios, siendo bastante frecuente ver como se realizan prácticas de despegue y amerizaje.














El municipio que da nombre al embalse tiene una población estable de 102 habitantes y aunque por motivos de tiempo no llegamos a visitarle, la siguiente reseña de su Ayuntamiento nos invita a conocerlo. Así lo haremos.

A EL ATAZAR                                             

«Celosos cerros te defienden
de miradas indiscretas,
paredes caídas son testigos
de un pueblo casi desaparecido,
laderas cubiertas de jaras
que borran una vida
dedicada a la tierra.
Recuerdos sepultados debajo del agua,
historia condenada al olvido,
buscan los ojos lo que ya no existe,
otro pueblo quiere nacer del silencio
donde enterramos el pasado.
Quizá no estemos
Abocados a la desaparición.»

EL PONTÓN DE LA OLIVA

Con el ánimo bien dispuesto partimos hacia nuestro siguiente destino.

Debemos informar que nos encontramos en zona de influencia y dominio del Canal de Isabel II, pudiéndose ver por doquier acueductos, conducciones y centrales de servicio de dicha entidad, así como operarios de mantenimiento y vigilancia que, dicho sea de paso, atendieron a nuestras preguntas con notable amabilidad y dedicación.

Se trata de la una notable obra de ingeniería construída en 1851 por D. Juan Bravo Murillo, ministro de Fomento bajo el reinado de la mencionada reina, siendo el primer embalse que nutrió de agua a la ciudad de Madrid.

Cuentan algunas lenguas, quien sabe si buenas y malas, que en una impresionante y melancólica puesta de sol, a Isabel II se le oyó exclamar la siguiente frase:
¡¡  A DIOS PONGO POR TESTIGO QUE A MADRID JAMÁS LE VOLVERÁ A FALTAR AGUA  !!








¡¡ MENUDA ERA LA CHATA !!                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      



Se puede pasear por toda la antigua presa que aún hoy puede entrar en funcionamiento.  Desde allí se divisan rutas de senderismo que se pueden localizar por internet y que no parecen de gran dificultad.

Me imagino que los fines de semana se debe de abarrotar porque hay un aparcamiento amplio  y un restaurante con terraza al lado del río, circunstancia esta que no afecta a dos privilegiados jubitapas.


 





En las cortadas próximas se puede ver la práctica de la escalada.  Animados por el paisaje y evocando nuestros años mozos nos lanzamos a la aventura y nos hicimos una breve escaladita.











Y así, después de hacer este sano y fácil (para nosotros) ejercicio, motivados por el hambre y la euforia, encaminamos nuestros pasos hacia Patones de Arriba.

Paramos previamente en Patones de Abajo a almorzar y recalamos en un bar de carretera que ante nuestro asombro, no se llmaba ni "la plaza", "El cruce", "la parada", "la carretera", etc.  Elegimos este por su nombre sugerente: "los melones".

Sin duda alguna y como consecuencia del cansancio provocado por la dura escalada y el hambre que ya nos angustiaba, a la vista del mencionado nombre pensamos que el establecimiento debía de estar atendido por una exuberante tabernera.  Craso error, era tabernero y se llamaba Lorenzo.

Nos tomamos dos cervezas sin alcohol y nos zampamos sendos bocadillos de beicon con queso y cinta de lomo.












Y así y una vez más, con el ánimo bien dispuesto gracias a tan suculenta pitanza, pusimos rumbo a

PATONES DE ARRIBA

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