domingo, 12 de abril de 2015

Visita a Olmeda de las Fuentes

Nuestra última visita fue a Olmeda de las Fuentes, antes Olmeda de la Cebolla, pueblo situado al este de nuestra capital, yendo hacia la Mancha, cercano a Nuevo Baztán y a Orusco de Tajuña. Pueblo encumbrado en la colina, orgulloso de parecer un blanco pueblo andaluz pero en plena Alcarria madrileña.





Pueblo de 300 habitantes de los cuales casi una docena son o han sido pintores de brocha de pelo de ardilla, es decir, artistas de renombre que fueron mucho más modestos que CR7 o el Fari, pero que dieron a este pueblo altura, belleza y esa armonía límpia que se respira a cada trecho.






El paseo es hermoso en cuanto que el pueblo sin ninguna monumentalidad que venga a abrirnos la boca, nos muestra en cada rincón la sencillez de los olmedeños: sencillez y quietud para andar el camino, como Mariano un oriundo de Olmeda que ya se gasta los "ochentaytantos" y que de tanto habitar en este paisaje conserva una hondura y sencillez que ya quisieran muchos para transitar por la vida. Así lo supimos porque nos acompañó un trecho del camino, dándonos datos y nombres, recogidos como pezios de su amplia andadura. De esa suerte, con su compañía, se nos calmó el ánimo y se nos vino la paz y cobró sentido el viaje, el paseo y el montado de bacon con queso que tomamos algo más allá, en Nuevo Baztán.








De Olmeda fue Pedro Páez, jesuita que en 1618 descubrió, mientras se bañaba en sus aguas -porque tenía el hábito de la higiene -además del otro-, las fuentes del Nilo azul... 









Y de aquel azul cristalino se nos llega este azul hermoso de cielo que nos pone en nuestro sitio. Humildes peregrinos de
provecta y aprovechada edad, cumpliendo el camino en buena compañía
















 
















No hay comentarios:

Publicar un comentario